Nonino
Sentado en su cama de hotel de mala muerte no apartaba la vista de aquel trozo de papel. El telegrama le estaba abrasando por dentro: “Querido. Nonno murió anoche” -¿Pero qué estoy haciendo con mi vida?. ¿Qué hago yo aquí tocando esta mierda que a nadie le gusta?-. En el camino de vuelta a su apartamento en Nueva York, donde sus dos hijos y su esposa le esperaban, no paraba de darle vueltas a todo. Su cabeza parecía un enjambre. Vinieron los sentimientos de culpa, desasosiego, frustración,... Se arrepentía de su empecinamiento en hacer ver a todos que su invento funcionaba, del abandono de sus raíces, de la quimera en la que había embarcado a su familia y que los estaba llevando a la ruina,... Se acordó de su padre. Del viejo Nonno. Llevaba tanto tiempo sin verlo. Sin abrazarlo. - ¡Sos un engrupido!. ¡El tango no se puede fusionar con nada!. ¿Qué pretendés? ¿cambiar el mundo?- Al día siguiente pidió a su familia que lo dejaran solo y se encerró en su habitación con su