El día que Galiardo se hizo Don.
Hoy me he enterado de su muerte. Falleció ayer, viernes 22, Don Juan Luis Galiardo. Para mí pasó de maleducado a Don en solo cinco minutos. Dicen que la buena reputación se pierde en cinco minutos y tarda en recuperarse años. Yo siempre lo había pensado así hasta el año pasado, y esto va ligado a cómo saber utilizar el momento justo para manejar las emociones. Conocí a Galiardo en la sala VIP de un aeropuerto, lugar que por otra parte no suelo frecuentar porque no es mi entorno natural de viajes, y cada vez menos, aferrado como estoy, como casi todos a la vida Low Cost . Sería, creo recordar, hará unos ocho o nueve años más menos. Nos conocimos en los servicios, uno al lado del otro, compartiendo pared para descargar la vejiga. Aquel hombrón, casi armario, descargó agua y aire por igual acompañados ambos sonidos, el flático y el orínico con un rugido gutural de alivio. Sin pedir permiso ni perdón, se dirigió al lavamanos se lavó y entró por donde mismo había salido. Yo me quedé