El viajero del siglo - Andrés Neuman.
Libro: El viajero del Siglo. Autor: Andrés Neuman Editorial Alfaguara 544 páginas ISBN: 978-84-204-2235-0 pvp: 9,99 € en Agapea. También disponible en versión kindle en Amazon a 5,69 € |
“Hacía rato que Wandernburgo se dibujaba a lo lejos, al sur del camino. Pero, pensó Hans, como suele pasar al final de una jornada agotadora, aquella pequeña ciudad se desplazaba con ellos. Encima de la cabina el cielo pesaba. Con cada latigazo del cochero el frío se envalentonaba y oprimía el contorno de las cosas.”
Esta breve pasaje narra la llegada de Hans, el protagonista de El Viajero del siglo de Andrés Neuman, a la ciudad de Wandernburgo, una ciudad imaginaria situada a mitad de camino entre Prusia y Sajonia. No es casual la elección. Wandernburgo se ha quedado justo ahí, a mitad de camino, y por eso envuelve a sus personajes y los atrapa hasta tal punto que Hans, que llega para pasar una noche, a lo sumo dos, se queda todo un año.
Andrés Neuman hace un planteamiento inteligente del viaje como huida. Tardamos en saber a qué se dedica ese viajero nómada crónico que es Hans, ya que tarda en abrirse, tanto a los habitantes de Wandernburgo como al lector (lógico tratándose de un extranjero que no quiere echar raíces). Hans es un traductor que llega a Wandernburgo para dormir un par de noches y allí conoce a un organillero que cada día baja desde su cueva a la plaza a tocar en compañía de su perro, y que sin ser erudito, es el más sabio del lugar porque sabe leer el lenguaje del contorno de las cosas. Pronto Hans se siente cautivado por la personalidad del viejo y va a menudo a su cueva para buscar en las bases del ser humano el sentido de la existencia. Hans se ve atrapado por una ciudad cuyas calles cambian cada día de lugar y de dirección, lo que da una ambientación claustrofóbica al conjunto. Conoce a personajes de lo más variopintos, con los que se reunirá en la mansión Gottlieb cada viernes en una tertulia de sabios que Sophie Gottlieb organiza, con el beneplácito de su padre. Allí se dan cita el profesor Mietter, el matrimonio Levin, la viuda Pietzine, Álvaro de Urquijo (negociante español que pronto hace migas con Hans) y a veces aparece también, algún que otro viernes, el prometido de Sophie, Rudi Wilderhaus. Allí desgranan la política, la economía, la literatura o las guerras sociales, en un tono de dialécticas llenas de ironía, que me recordaron a aquellas que ya leí hace algún tiempo de Setembrini, ese gran personaje de La Montaña Mágica de Thomas Mann. Por supuesto no tarda mucho en aparecer el conflicto: Sophie y Hans se enamoran, ¡vaya escándalo! La prometida y el extranjero, la burguesa y el don nadie de dudosa procedencia. Por eso se tienen que esconder y vivir su romance envuelto en capas de supuesto (¡y vaya si real!) interés literario (hasta aquí puedo leer...).
La trama se sitúa en una época imprecisa que podría situarse por contexto en el Romanticismo alemán: la Alemania Postnapoleónica. Andrés Neuman escribe en ese tono de los escritores de finales del diecinueve pero abordando los temas como historias de nuestro siglo, y eso es lo que más me llamó la atención de la lectura. Visto lo visto, me siento como quien vive en Wandernburgo, y me doy cuenta de que el paso del tiempo no ha cambiado las cosas: yo también estoy atrapado. Neuman sitúa en esa época su libro para hablarnos del nacimiento y el fervor de los nacionalismos (¿les suena?), de la desconfianza por el extranjero como paralelismo a la xenofobia actual o de la mujer que se quiere revelar al orden preestablecido, encarnada en la rebelde y a la vez atrapada Sophie. Es decir, todo lo que en tantos siglos hemos sido incapaces de solucionar.
Así el Señor Gottlieb bebe para anestesiarse del dolor del pasado que no acepta y de la incertidumbre que siente por su futuro y el de su hija, Sophie se enamora intelectual y físicamente de Hans, pero es incapaz de mirar por ella y lo que le pide el cuerpo, sino por su padre que no acepta la relación y prefiere a Rudi por ser un buen partido. Mietter es un reprimido escondido tras su coraza sabia y dialéctica, los Levin son el “matrimonio de manual”: ella sumisa y admiradora y él recreándose ante ella con sus intervenciones, la viuda Petzine, aferrándose a la religión para explicar el porqué de su existencia, Álvaro de Urquijo, apátrida en todas las patrias y Rudi, que compensa con dinero y presencia su falta de luces. ¿A que es fascinante esta legión de personajes? Todos ellos muy bien caracterizados, sin duda. Para los lectores sociólogos, sin duda aquí hay material de sobra para entretenerse.
Pocos peros tengo que poner a esta obra. Quizás algunos pasajes que sobran, pero hasta solo por disfrutar de la habilidad en la escritura de Andrés Neuman, merece la pena leerlos.
No será el último que lea de él, por supuesto. Ya me han chivado que no es su mejor libro. Así que si este me ha gustado tanto, ¿qué no pasará con los otros que lea? Ya les contaré cuando lo haga.
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