Cara de pan - Sara Mesa

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Nombre: Cara de pan
Autora: Sara Mesa
Editorial: ANAGRAMA
Colección: Narrativas hispánicas
ISBN: 978-84-339-9861-3
Páginas: 137
Sara Mesa (Madrid, 1976) es una escritora tardía. Según cuenta fue descubriendo su faceta de escritora de a poco y empezó a publicar ya con 30 años, y no lo hizo nada mal esa primera vez: ganó en 2007 el Premio Nacional de Poesía «Fundación Cultural Miguel Hernández» con su poemario “Este jilguero agenda”, su primera y única incursión en la poesía. A partir de ahí se pasó a la narrativa sintiéndose muy cómoda en la novela corta, como se le escucha decir en sus entrevistas. Cara de Pan es su última obra, publicada con Anagrama a finales del pasado año, y que en pocos meses ya va por la cuarta edición. 
Se trata de una novela de apenas 136 páginas, que casi se asemeja más a un cuento largo que a una novela corta. Está estructurada en dos partes —El parque y La cafetería—, que a su vez se subdividen en pequeñas partes de no más de una página y cada parte es una escena. Narra la relación que establecen una niña y un hombre adulto de los que no conocemos el nombre y que terminan llamándose, en un juego o pacto que establece entre ellos, Casi —porque ella tiene casi catorce años— y Viejo, porque aunque no muy mayor —tiene cincuenta y cuatro años— para ella sí que lo es. El narrador se sitúa muy cerca de esa niña en la transición hacia la adolescencia, y en la historia que nos cuenta, donde parece que no ocurriera nada, está presente siempre una atmósfera inquietante, donde se intuye que algo, tarde o temprano, tendrá que pasar.
Sara Mesa ha trabajado mucho esta temática de la edad temprana: ya lo hizo con la galardonada con el Premio Ojo Crítico de Narrativa en 2015 «Cicatriz» y mas recientemente con algunos de los relatos incluidos en su recopilación «Mala letra». Según nos cuenta, la idea de “Cara de pan” surge a partir de una historia que le contó un amigo suyo: este amigo suyo está prejubilado, y un día, mientras estaba sentado en un parque observando cómo jugaban unos niños, dos agentes se le acercaron para interesarse porqué estaba allí sentado mirando aquellos niños. Es interesante esta visión de Sara, donde el concepto de lo normal o lo correcto está sufriendo transformaciones en el mundo actual —ayer lo comentaba con una amiga—. ¿A qué es debido?, no lo sabemos, pero el caso es que pasa.

Quizás tenga mucho que ver con que nos estamos acostumbrando a leer de manera superficial la realidad. Pasa también en la literatura sin ir más lejos. Lo hemos visto estos meses, con ejemplos como la  prohibición de cuentos clásicos en un colegio en Cataluña por sexistas o en Estados Unidos, donde se prohibe la lectura del clásico “Matar un ruiseñor” de Harper Lee en los colegios sin permiso de los padres. Hay mucho que hablar sobre esto, sobre los escritores y los lectores. Sara lo llama “pacto del escritor con el lector”: el escritor reta al lector a que entre en su mundo. Estas son sus reglas: en “Cara de pan” no hay ni buenos ni malos, o sí que los hay, ese es su juego, en un escenario donde parece que va a ocurrir algo, lo intuimos según van cayendo las páginas, pero somos incapaces de dejar de ser los voyeurs de esa escena que somos incapaces de juzgar. Quizás sirva esta actitud para juzgarnos a nosotros mismos. Pregunta para hacernos al final: ¿de haber asistido a esa escena del libro cada día, cuántas páginas hubiéramos tardado en llamar a la policía? 


Sara Mesa (imagen extraída de Google Images . Revista: Clarín
https://www.clarin.com/revista-enie/literatura/sara-mesa-cielo-abierto-sevilla_0_9VVhA5qJt.html)

Comentarios

Juan Carlos ha dicho que…
El tema sí parece interesante. Mi pregunta a la vista de otras reseñas no muy favorables que he leído en otros blogs es si literariamente merece la pena su lectura o queda en una novelita, en muy poquita cosa. Es lo que me queda en duda tras leer tu impresión sobre ella.
Un abrazo
mabrito67@gmail.com ha dicho que…
Gracias por comentar, Juan Carlos. Es difícil tu pregunta, porque como sabes esto de si vale o no la pena un libro, incluso hablando en términos literarios, es muy subjetivo. Te puedo comentar mi impresión: es complicado sobre una historia tan sencilla sacar tanta punta, y Sara creo que lo logra. El narrador me ha llamado especialmente la atención ya que, por estar tan cerca a nuestra protagonista, nos va descubriendo ese mundo de "Viejo" desde los ojos de una preadolescente, y es muy creíble. A esto le doy mucho valor ya que es muy fácil que se vaya esa voz al tono de un adulto, pero sabe mantener ese ritmo de narración durante toda la obra. No esperes una obra que te cambie la vida, pero si lo ves desde esta perspectiva, puede valer como una pequeña novela para un fin de semana de lectura.
Juan Carlos ha dicho que…
Muchísimas gracias, 'mabrito' por tu amable respuesta. Es cierto que no es sencillo en una reseña sacar tanta punta a una breve novela. ¿Sabes lo que me ocurre? Pues sencillamente que mis años de docencia de Historia de la literatura me gasta estas pasadas: que me pongo a escribir y se me va algo la fuerza por la boca. Repito, muchísimas gracias por tu reseña y tú comentario.
Un muy fuerte abrazo
Marian ha dicho que…
¡Hola!
te cuento que Sara Mesa es una de mis escritoras preferidas desde que la conocí con Cicatriz (y eso que no es la obra que mas disfruté). Cara de pan me gustó mucho (me cuesta entender eso que comenta Juan Carlos de que ha leído reseñas no muy favorables, a mi es que me pasó como a ti, que me fascinaron los personajes, la historia me enterneció y bueno, tu pregunta del final es interesante, sí. Yo lo tengo claro, por ver a un señor observando a unos niños en un parque llamar a la policía?? ¿perdonaaaa?? Nos estamos volviendo locos...
En fin, no sé si habrás leído mas de Sara Mesa pero te recomiendo "Un amor" y "La familia", maravillosos, ambos (al menos desde mi punto de vista)
Un abrazo
Juan Carlos ha dicho que…
Hola, Marian:
Cuando le hice esta pregunta a mabrito67 corría el año 2019 y yo aún no había leído nada de Sara Mesa. De ahí mi pregunta. Luego leí la novela que me encantó aunque como tú señalaste en el comentario que dejaste en la reseña que le hice le puse algún 'pero' menor fruto, como casi siempre me sucede, de mi deformación profesional.

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