Zaida in three
Uno, dos, tres. Tres, dos, uno. Uno más dos son tres. No hay dos sin tres. A la tercera va la vencida. Tres es un número que está íntimamente relacionado con la expresión artística y con la interacción humana. Desde los antiguos griegos ya Platón consideraba al número tres como la imagen del ser supremo ya que abarcaba tres personalidades: la espiritual, la material y la intelectual. También es la primera suma de dos números de naturaleza distinta: la suma del primer número impar (el uno) con el primer número par (el dos).
Imagen extraída de Google images De izquierda a derecha: Juan Antonio Mora (contrabajo), Sara Almeida (voz, coros) Pablo Díaz (teclado), Zaida Almeida (voz principal), Jose Félix Álvarz (voz, coros) |
Anoche me fui a la cama pensando en esa magia del tres. No pude evitar sentir admiración al ver a Zaida Almeida sobre el escenario íntimo de la Casa del Vino en el Sauzal. Es lo que tiene ser ya un abuelo en eso de ser alumno de una escuela de música, donde he visto entrar y salir a muchos estudiantes a los que su paso por la escuela ha despertado, como a mí, el amor por el arte de crear algo desde los manchones de un papel pautado. Algunos lo han aparcado. Otros de manera terca seguimos ahí, alimentando una pasión entre las pocas horas de tregua que nos deja el trabajo. Otros dejan la escuela y se echan a volar. Zaida voló, como algunos otros a los que me he ido encontrando subidos al escenario. Pero no sólo canta y compone, sino que ha sido capaz con mucho esfuerzo de sacar al mercado un primer trabajo discográfico que bajo el título "Zaida in three" nos viene a decir que sí que se pueden cumplir los sueños. Ayer verbalizó en su presentación esa triada griega de la perfección hablando de la magia del encuentro con el público, también de lo material, porque es necesario en su justa medida, dando las gracias a los mecenas que contribuyeron para que se materializara su sueño que ya es nuestro y por último también a lo intelectual, porque sé que Zaida no está de paso por el mundo a verlas venir y la música no ha venido a ella sino que la heredó de su familia y la cultivó con esfuerzo.
Les recomiendo que busquen su trabajo y lo saboreen. Bien en el disco, bien en las redes, bien en los escenarios. Clásicos de la música que interpreta con la justa dosis de respeto a su composición inicial y sonido Zaida, que ya va teniendo forma propia y definida. Una banda con piano, contrabajo y voces: la percusión la ponen los latidos de los músicos que se sincronizan con quien escucha. Su trabajo abarca standards del jazz clásico desde Gershwin o Mack Gordon hasta algunos más modernos, como ese Don't worry be jappy de Bobby McFerrin que casi todo el mundo ha tarareado alguna vez. Desde clásicos de Mercury, Lennon o McCartney, hasta algunos mas recientes, como temas de Alicia Keys o Esperanza Spalding. Escuchar Zaida in three toca algunas conexiones en nuestros recuerdos con melodías que llevamos almacenando años y que de algún modo son la banda sonora de nuestros momentos vitales. Ha sido esa, quizás, la intención de Zaida con su primer trabajo: que encontremos algún lugar apacible dentro de su selección de temas. En mi caso, lo ha conseguido con más de uno.
Enhorabuena Zaida. Ya esperamos la segunda parte de tu historia, porque esta vez sí: segundas partes serán buenas.
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Un abrazo desde Miami