La Paz de los Vencidos - Jorge E. Benavides
Libro: La Paz de los vencidos Autor: Jorge E. Benavides Editorial: Nocturna Ediciones S.L. ISBN: 978-84-939750-8-1 Págs: 215 pvp: 14,25 € en Agapea. También disponible en versión Kindle a 6,64 € |
Asistí a un “curso de novela” con Jorge Eduardo Benavides en la Escuela Canaria de Creación Literaria, un
curso de apenas una semana, pero que me sirvió para abrirme los ojos sobre el
oficio de escritor, que no hobby como lo entienden algunos, como lo entendía
entonces. Tenía una asignatura pendiente con él, con Jorge Eduardo. Este año pude saldar por fin esa deuda de escritor y elegí éste libro, “La Paz de los vencidos”
como manera de acercarme a su escritura.
Cuento una anécdota de aquel curso: Nos preguntaba dónde
ambientaríamos nuestro proyecto literario. Todos competíamos a proponer el
escenario más exótico o extraño para dar vida a nuestros personajes. Él nos
escuchaba y en un momento dado nos interrumpió y nos preguntó: ¿por qué no
aquí, en La Laguna? Nos quedamos mudos, sin saber qué contestar. Yo me dije que
cómo iba a escribir sobre un lugar tan común para mí. Y él, como si me hubiera
escuchado, dijo que no hay mejor lugar para escribir que los lugares comunes,
los que más conocemos, y que en cada rincón se encuentran historias lo que pasa
es que hay que buscarlas. Cambié desde entonces mi manera de relacionarme con
mi entorno y confieso que mis ojos desde aquel día no miran igual lo que me
rodea.
Jorge Eduardo Benavides, pasó aquí en Tenerife una buena
temporada, unos 10 años entre 1990 y 2000 si no recuerdo mal (la fecha es lo de
menos, el caso es que estuvo por aquí). De aquellas vivencias, seguro que se
nutrió para traernos esta Paz de los Vencidos, por eso he conectado tanto con la novela. Su lectura me ha parecido un
paseo con el protagonista por esos sitios comunes, comunes para ambos. Las mismas calles que
transito, los mismos bares en los que he bebido (y sigo bebiendo), las mismas
sensaciones de aquellos años de la despedida del siglo pasado: yo también he sentido más de una vez esa sensación de paz en la derrota.
Jorge E. Benavides, autor de La Paz de los Vencidos (imagen extraída de Google images) |
La Paz de los Vencidos está escrito en modo de diario
fechado. Es el diario de un peruano afincado en Tenerife, un extraño de lo que
le rodea. Viene a buscarse la vida como muchos, con un título sin convalidar (y
poco le importa), trabajando para un jefe sin miramientos, que le pone la
espada de Damocles desde el primer día. Personajes, pocos, pero ¡qué personajes!:
un profesor sin alumnos, acabado; una ludópata y su hija preocupada; un músico
de jazz, viejo amigo, y la novia de éste que anda sin saber lo que quiere ni en qué lugar buscarlo; un
escritor con la obligación de triunfar más por lo que los demás esperan de él que por él mismo, y Carolina,
una relación pasada, una sombra en su vida siempre presente desde la ausencia.
La novela de Benavides tiene muchas virtudes y pocos
defectos. Fue merecedora del XII Premio de novela corta Julio Ramón Ribeyro y
entiendo por qué. Es una novela que navega en el terreno de la reflexión y que no deja nada al azar, es un ejercicio robusto, Jorge no da puntadas sin hilo. Los
personajes no están puestos al azar. La Paz de los vencidos es un devenir de
personas en búsqueda continua de sentidos en sus vidas, ciegos dando palos. El protagonista es uno más de ellos. Los días pasan sin que nada pase porque todo se mueve y sin embargo también todo es dramáticamente estático. Dice en uno de sus pasajes:
“…como si la tristeza o la melancolía que me había
provocado su ausencia hubiera eclosionado con toda su insoportable nitidez en
aquel momento, dejándome ese alivio terrible del que sabe ya por fin que no hay
esperanza y eso, que es espantoso, también tiene un lado bueno, porque
significa que cualquier lucha, ahora sí, es estéril e infructuosa y viene el
abandono, la extraña paz del vencido.”
Suerte que ocurren cosas y que un hecho inesperado nos puede
encender la llama de la voluntad de vencer y dar el paso: Sólo hay que estar
atento a las señales.
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Un maestro, Benavides