De orgullos y vergüenzas.



Madrid elige a sus héroes. La capital pone alfombras rojas, con la venia de Monarcas y políticos, a los que de rojo tiñen el mundo, el rojo de la sangre que representa la furia y la entrega. Se llenan las calles de orgullo, y jalean y gritan, y aplauden y vocean: ¡España! ¡España! ¡España! No importa que no se pueda dormir por el ruido. Que suenen las bocinas, que rompan los cristales, que enseñen los chavales sus culos por la calle. Se olvidan fobias y filias por éste o aquel jugador, porque ahora las barbas de Piqué son algo más fashion para los blancos, y el corte de pelo de Ramos le queda hasta mono a juicio de los culés: ya no parece gitano. Madrid los recibe como héroes, héroes pisando de rojo y amarillo la alfombra roja de las galas.
Lo que no gusta a Madrid es el negro, el negro viudo, el negro que tiñe las manos y caras de los carboneros asturianos: ¡Qué asco! La sangre, también roja, que tiñe las caras de esposas, hijas y nietas indignadas, no son dignas de ser jaleadas. Solo algún curioso con su cámara recoge el momento. Las expulsan como escoria bulliciosa del Senado y salen pacíficas al ritmo de Santa Bárbara, para mí mejor canción que el tan manido no hay dos sin tres de Bisbal. ¡Qué ruido, por Dios! ¡Callen a esas mujeres! ¡Salgan del hemiciclo!




Lo de la celebración de La Roja de hoy es una traca, que tal como viene se irá. Una venda en los ojos. Lo de hace quince días se consume a fuego lento, como el carbón. La traca ya no se oye. Las brasas de las mujeres de los mineros sigue consumiéndose. Pero eso ya no importa: De necios está este país lleno, es una vieja historia. Así fuimos. Así somos. Así nos va. 

Comentarios

Ana J. ha dicho que…
Sí, señor, muy cierto.
Pan y circo, es lo que lleva martilleándome la cabeza todos estos días.
Somos esclavos modernos y hoy los esclavos están de fiesta.
Muy lúcido, Miguel.
Rosa ha dicho que…
Me indigna ver a todo el país en la calle por un juego y no por luchar por nuestro futuro. Somos un país de pandereta.

Besos desde el aire
Isabel ha dicho que…
Totalmente de acuerdo, como dice Ana, pan y circo,(mas circo que pan)...Atrapados contra las cuerdas del miedo, adormecidos por una televisión basura y patrióticas fiestas deportivas, nos golpean día a día despojándonos de un derecho tras otro tan rápidamente que no nos dan tiempo a reaccionar; cuando lo intentemos será demasiado tarde, ya no tendremos fuerzas para combatir y nuestros nietos nacerán tirando la
toalla desde la cuna.
Perdonad mi pesimismo producto del estupor ante los acontecimientos diarios.
mabrito67@gmail.com ha dicho que…
No me disgusta el fútbol, ni me siento especialmente identificado por la reivindicación de la marcha del carbón. Lo que me tiene indignado es el comportamiento tan equivocado que tenemos y que no sabemos discernir en qué es qué. Participamos en una fiesta que ha costado muchos euros riendo las gracias de los que se cuelgan las medallas (a los políticos, me refiero) mientras echamos a patadas de las calles a quien simplemente reclama sus derechos. Y miramos hacia otro lado con total indiferencia. Veo esto y me da vergüenza de ser español.
Ángeles Jiménez ha dicho que…
Lo peor de todo esto es que de estupefactos que nos dejan estamos paralizados.
No me gusta el fútbol, pero me parece perfecto los que lo disfrutan, lo que ya no me parece tan perfecto es seguirles el juego (valga la palabra) a los que nos gobiernan aceptando sus drogas, ya se nos traten de administrar en forma de espectáculo deportivo, televisión alienante o informativos manipulados.
Habrá que criticar, digo yo...

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