La última lágrima
Una furtiva lágrima Aut: Nicoletta |
Hoy su mirada es gris y asonrisada. Traspasa mi cuerpo más allá del rellano, y me siento el espectro de una tumba sin nombre. Su ojo busca un camino perdido o un infierno por recorrer y mi voz susurrada para no asustarla es un sordo aliento infecundo. La mesa de nuestros encuentros, antes barrera estrecha incapaz de poner freno a nuestros abrazos, se ha convertido en una extensa sabana inabarcable. Imposible que pueda escuchar mi voz por encima de los platos.
No puedo perdonarme el día en que su última lágrima se escurrió entre mis dedos sin poderla atrapar. Sólo me queda esperar agazapado, susurrando en sus sueños, invocando a la lluvia para que inunde sus ojos y me vuelva a mirar.
Comentarios
Un precioso y meláncolico relato que esconde mucho, mucho
Abrazos
A lo que voy, no se debería llorar por la lágrima ya derramada. Sin embargo, ¿cómo no lamentar esa lágrima perdida que dejó la mirada gris y asonrisada?
Esa visión tuya, Miguel, es única. Me descubro.