¡Viva el Teatro!
Hoy es el día Mundial del Teatro. No corren buenos tiempos para las artes escénicas y uno de los sectores de la cultura que se está viendo más afectado es el Teatro, ahogado con un tipo impositivo que coincide con una crisis económica que merma lo que los ciudadanos destinaban al ocio. Pero también tenemos lo otro, eso de lo que nadie habla, el adormilamiento que ha supuesto para el teatro el que haya vivido estos años ayudado por las subvenciones y dando a los ciudadanos mayoritariamente productos enlatados y carentes de contenido (solo entretenimiento). La esencia se ha perdido. ¿Dónde quedaron esos actores Comediantes del Renacimiento que tenían que ser mantenidos a raya para no provocar a las masas? ¿Dónde quedaron esos actores que fueron echados de los espacios teatrales en la Roma del siglo XVII por “ofender a la ciudad Santa”? Buena reflexión la que nos hace, en el día del Teatro, el escritor italiano y también actor Darío Fo, y que puedes leer aquí.
El poder de la palabra hablada no se puede medir. Es mucho más poderoso, desde luego, que el poder de la palabra escrita que se queda más en lo que cada uno interprete o quiera sentir. El poder de la palabra dicha en público tiene un efecto contagioso, vírico, letal, entusiasta. Nosotros nos dejamos llevar cada día por el teatro de los hemiciclos del Congreso, eso también es teatro, teatro del malo, merecedor de huevos y tomatazos. Nos hacen creer que esto es lo que hay y nosotros nos lo creemos. Sí, digo que nos lo creemos, porque no luchamos: qué le vamos a hacer si esto es lo que hay. Y mientras tanto llamamos teatro a llevar a los niños a ver un musical para que se entretengan, y ¡qué bonito que estuvo! El teatro no está muriendo hoy, hace tiempo que entró en la UVI. Y yo me pregunto ¿de quién es la culpa?, ¿del público?, ¿del entorno?, ¿de la educación?, ¿de las escuelas?,... Ay amigos. Siempre llegamos al mismo sitio. Pero tantos años de democracia ¿no han servido para cambiar esa parte esencial de un país: la educación? Mi amigo Julio, al cual mando un saludo, me dice que para qué tanta matemática en las escuelas si ya nadie hace una cuenta sin recurrir a una calculadora o a una aplicación de un smartphone. Él me decía: menos matemáticas y más idiomas y más cultura y más creatividad en las aulas. Pero claro, eso es tener al personal menos aborregado, y eso es muy peligroso para un país.
Yo invito a todos los guionistas y actores de España a unirse. Haced una sola compañía. Escribid una gran obra cómica, juglaresca, de esas que ponga en evidencia las miserias de este país para que, de una vez por todas, nos contagiemos de vuestro entusiasmo. Llenad las calles aún a riesgo de no cobrar, ya que no habrá sala de Teatro que se preste a representar esa gran obra, despertad a nuestras adormiladas conciencias, haced que gritemos desde La Restinga hasta Guernica: ¡Viva el Teatro!
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