Sin miedo a soñar.
Llevaba tiempo sin soñar. Un día me dijeron que todas las noches soñamos, pero que los sueños no se recuerdan porque hay una especie de mente censuradora que le dice a nuestro inconsciente que no, que no está bien que sueñes eso, que tienes que olvidarte cuanto antes, ¡ya mismo!
Llevaba tiempo sin soñar. Por más que intentaba recordar mis sueños no podía, no era capaz, esa mente censuradora siempre estaba al acecho para imponer su censura. Sin sueños que recordar mi vida se volvió anodina, llena de inseguridades y silencios. Anoche todo cambió sin planearlo después de haber hablado contigo hasta que nuestros ojos se cerraron. Nos dijimos tantas cosas, sin interferencias ni premuras, sin relojes en la pared, sin luces o penumbras que marcaran el final de la noche o el principio del día. Tenía hambre de hablar, ansias de ser escuchado, de escucharte, ganas de palpar la esencia de nuestra presencia, del por qué compartimos este espacio.
Anoche todo cambió y recuerdo mi sueño, un sueño en el que me sentía libre para hablar.
A partir de ahora, sé que cerraré los ojos y callará la censura. No tengo miedo a soñar.
Comentarios
En todo caso, tienes razón... El miedo -como planteas también en el micro de más arriba- puede acabar con la propia vida. Rompamos con el miedo.
Amando, ese es el objetivo, romper con el miedo. Una batalla diaria que se gana a base de forzar encuentros con uno mismo.