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Mostrando entradas de septiembre, 2013

Las vivencias de un veraneante.

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Arena y Mar (Fotografía: Miguel A. Brito) E n mi primer día de trabajo me preguntan sin cesar, ¿qué tal las vacaciones?, ¿desconectaste? ¿A ti, lector, no te pasa? Esa palabra, “desconectar” siempre se presenta como el ansia eterno del ocioso veraneante. ¿Desconectar de qué, del trabajo, o acaso de lo que somos durante todo el año? Ante esa pregunta no puedo evitar pensar, ¿qué triste, no? Qué triste once meses de sufrir esperando tener la tregua de un mes de "desconexión". Qué vida tan pobre. A mí me ha pasado. Muchas veces me he planteado las vacaciones como una huída de lo cotidiano. Daba igual el lugar y el precio, pero que fuera lo más lejos y distinto de mi vida que mi sueldo fuera capaz de pagar. Sin embargo, por muy lejos que me fuera, siempre me esperaba, cruel, recurrente, impasible, el primer día de trabajo. Me recibía con una bofetada para decirme que por muy bonito que hubiera sido el sueño (porque mis vacaciones eran eso, un sueño), la reali