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Mostrando entradas de junio, 2011

Moño Triste

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La expresión de Moño Triste es la de un higo secado al sol de agosto. Nos quiere echar de la calle con su mirada. Aquella calle que un día fue suya y en la que ahora campamos a nuestras anchas a pie o en ruedas de a dos o de a cuatro. Pisoteando pasados sin pedir permiso. Miro hacia su ventana en el segundo piso, y parece, en el retablo de la fachada, la imagen de la Virgen de los Santos Ascos. Más allá del cristal y su torneado moño cenizo, no alcanzo a ver más que sombras, y la envidio por no poder saber más de ella que lo que ella sabe de mi. Conoce mi gusto por el café de las diez en la Cafetería de la Petra, que me gusta leer El Ideal, y que me meto los dedos en la nariz cuando nadie me ve. Nadie salvo ella, Moño Triste. Hoy veo su altar vacío. Solo quedan las sombras. Petra me dijo que anoche salió, con los pies por delante, para dar un último paseo por la calle que un día fue suya.

Instrucciones para subir una escalera

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Ya en alguna ocasión he comentado que Cortázar es para mi uno de los mejores exponentes de la palabra, y sus juegos lingüísticos están llenos de originalidad; de genialidad. ¿Pueden encontrar una manera más precisa de describir algo tan cotidiano y desapercibido como subir una escalera?

El Club27 (y 3)

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Ir a descargar Janis buscó y nunca encontró cobijo. No lo encontró porque decidió ser distinta hace mucho tiempo; desde el día en que sus anhelos empezaron a escurrirse a través de las grietas de su cabeza de niña loca, y vio cardos donde antes había flores. Flores de juventud. Desde ese instante Janis fue un lirio blanco en un campo de rosas rojas. Distinta. Sola. Janis no encontró el cobijo del calor humano más allá de algunas noches de desahogo carnal.

Sueños y ensueños.

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