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Mostrando entradas de 2016

Tres noches - Austin Wright

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Título: Tres noches. Autor: Austin Wright Editorial: Ediciones Salamandra S.A. ISBN: 978-84-9839-609-7 PVP: 9,40 € en edición de bolsillo A cabada "Tres noches" de Austin Wright , me doy cuenta de que se trata de un ejercicio metaliterario bien planteado aunque no muy bien acabado. Una pena, porque la propuesta es ingeniosa, aunque no cayó en las mejores manos, bajo mi punto de vista y la obra hubiera dado mucho más de sí. De hecho la historia de la publicación así lo refrenda. Austin Wright terminó su novela y la vió publicada en USA en 1993 gozando de muy poco éxito. Digamos que pasó sin pena ni gloria. Incluso diríamos que su título " Tony and Susan ", resulta de por sí poco atactivo, la verdad. Fue en 2010 cuando esta novela tuvo su segunda oportunidad y se reeditó en Reino Unido alcanzando tan buena crítica que fue vuelta a publicar en USA. Aquí en España se le llamó "Tres noches", un título algo más sugerente (solo algo más) que el origina

¿Y qué, si se lo dieron a Dylan?

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E so digo yo, y qué. A lo mejor, al igual que pasa con otras cosas, estamos asistiendo a cambios de paradigmas y no nos estamos enterando, y resulta que la literatura no se trata sólo de escribir un libro con su ISBN de sopotocientos números y letras. Hace un par de días regresaba de un viaje y en mi minúsculo asiento de avión, en el 20D por cierto (con D de Dylan), leía un artículo del escritor y director de cine Ray Loriga , en donde nos ofrecía una definición muy acertada de lo que significaba ser escritor. Decía Loriga, que la profesión de escritor podría consistir en "conseguir formular con las palabras de uno los sentimientos de los otros". Esto podríamos trasladarlo a todas las manifestaciones del arte, la pintura, la fotografía, y la música también, por supuesto. El arte, al fin y al cabo, consiste en eso, en conectar y llegar a un acuerdo con el espectador, lector o escuchante de música. Bob Dylan en 1978 (imagen extraida de google images Yo no fui seguidor de

La tía Tula - Miguel de Unamuno

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Libro: La tía Tula Autor: Miguel de Unamuno Edit: Espasa Calpa ISBN: 9788467034011 176 páginas PVP: 6,60 € en Agapea   C ada cierto tiempo echo una mirada atrás, a los clásicos de la literatura. Sobre todo me centro en esas asignaturas pendientes, los que no he leído y tengo que leer, porque los que escribimos tenemos deudas de lector. Miguel de Unamuno era uno de esos de la lista de pendientes. Me sentía atraído más que por su literatura, por su vida, por cómo su pensamiento vivió siempre en el conflicto, consigo mismo sobre todo. Unamuno era de los que se cuestionaron todo, hasta el punto de apoyar el levantamiento militar y arrepentirse dos meses después y desdecirse sobre lo dicho con aquel célebre "para vencer hay que convencer" con el que se enfrentó publicamente al fundador de la legión José Millán-Astray, hecho que le llevó a estar recluido en arresto domiciliario los últimos días de su vida hasta que se dejó vencer súbitamente un 31 de diciembre del 36, r

La casa de las bellas durmientes - Yasunari Kawabata

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Título: La casa de las bellas durmientes Autor: Yasunari Kawabata Edit: Caralt (Trad.: Pilar Giralt) ISBN: 84-217-2608-0 PVP: 9,50 € (en Agapea) M e imagino al viejo Yasunari, a sus 63 años recién cumplidos, viendo publicada su novela número diez, Nemeru Bijo o La casa de las bellas durmientes , con esa mirada perdida vestida de nostalgia que se cuela a través del humo que poco a poco consume un cigarro atrapado entre sus dedos de escritor. Me lo imagino así porque La casa de las bellas durmientes tiene un toque de balance de vida, de mirada hacia atrás en ese punto de la existencia donde intuyes que no queda mucho futuro por vivir. Hay mucho de autobiográfico en esta obra de Yasunari Kawabata (14 de junio 1899, Osaka-Japón-16 abril 1972, Zushi-Japón). Sin ser su obra más notable (gozaron de más fama País de nieve o La bailarina de Izu, por ejemplo), La casa de las bellas durmientes fue dada a conocer gracias a unas declaraciones de Gabriel García Márquez en las que dijo

Taborno

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Taborno. Llegué a Taborno (Foto: N. Lorenzo) U n consejo que me dieron hace tiempo: cada año tienes que visitar un lugar en el que nunca hayas estado. Siguiendo con mi propósito de no moverme de Canarias este año tal como comenté no hace mucho tiempo por aquí , me fui al mapa y vi un nombre guanche: Taborno . Me di cuenta que no había estado nunca allí a pesar de estar tan cerca, y que seguro que   sería un buen lugar para conocer, y nos calzamos las botas y fuimos a Taborno, andando, como lo hacían hasta no hace mucho las gentes de ese lugar y sus alrededores. Nos dijo una señora que allí nos encontramos, que hará unos cincuenta o sesenta años que hicieron la carretera que llega hasta el caserío. Antes, si querías trabajar en “la ciudad” o ir a comprar unas aspirinas, tenías que recorrer un sendero entre helechos y laureles, cuesta arriba, hasta llegar a la parada de la guagua, un sendero de más de dos horas de recorrido. Por suerte nosotros lo hicimos cuesta abajo sin i

Al norte de abril - Claudio Colina

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A cabo de terminar de leer la última obra de Claudio Colina, Al norte de abril. Se trata de un libro de relatos de viaje algo atípico a lo que estamos acostumbrados a leer. A veces los relatos de viaje (tanto por la vía escrita como por la oral) inevitablemente derivan en crónicas descriptivas y largas, porque es muy difícil para el viajero comprimir en unas pocas líneas un instante, y sobre todo elegir, de entre las múltiples situaciones que se nos presentan, aquella que merece el honor de ser la inmortal, la que nunca debe desaparecer de la memoria. Al norte de abril se trata de una crónica de viajes, el físico y el metafísico que siempre van de la mano, porque cada imagen o situación se convierte en vivencia. Él nos decía en su presentación que había algo o mucho de realidad en cada relato, quizás por eso suene tan poco a ficción cuando se lee, quizás por eso nos tocan y señalan sus líneas a modo de cartografía existencial.  Claudio Colina, autor de Al

Conversaciones de verano

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D ías contados. Llevo cinco días solo, cinco días de vacaciones. Miro a mi alrededor. Estoy sentado junto a mi lugar de trabajo, a escaso metro y medio de mi despacho, y lo veo tan lejos que no lo puedo alcanzar por mucho que estire mis brazos y los dedos. Me caería si lo intentara. Ayer, mi hijo y yo, jugábamos a calcular el hondo de una piscina haciendo medidas indirectas en base a lo largo de nuestros cuerpos tocando el fondo con los pies y estirando los brazos hasta tocar el aire con la punta de los dedos. “Creo que son dos metros y medio, papá”, “puede ser, le contesté”. Conversaciones profundas, como veis, conversaciones de verano. Hablamos de más cosas, pero esta conversación se me quedó clavada, no sé muy bien por qué. Quizás sea porque me percaté ayer de que está casi tan alto como yo. ¿Dónde he estado todo este tiempo? Supongo que trabajando. Juegos a trasluz - Fotografía: Miguel A. Brito Las vacaciones van de eso, de distancias, pero no sólo de

Carlos Goñi y Julio Tejera: Magia.

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¿Cuántas van ya?  Hemos perdido la cuenta por aquí. La hemos perdido adrede porque sólo se cuentan las veces que nos visita un artista cuando lo consideramos un hecho excepcional, por atípico que es, pero Carlos Goñi es un canario más y así lo cuenta y canta a todo el que va a escucharlo: "si hay algún lugar donde quisiera vivir es en cualquier lugar de las islas canarias" eso le espetó a alguien que le dijo aquello de "eso de que te gusta Canarias se lo dirás a todas". El pasado viernes día 8 se presentó en el escenario del Auditorio Teobaldo Power de La Orotava y lo petó como solemos decir por aquí, con la misma fuerza de siempre, pero con un punto de querer cantarnos más allá de cantar en sí. Supongo que está en ese momento de su carrera donde disfruta más de lo hecho que de lo que queda por hacer, ese momento que muchos artistas no llegan a saborear, el momento de disfrutar de si mismo como un espectador más, como si bajara a platea y se sentara entre no

Matar a un ruiseñor - Harper Lee

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Libro: Matar a un ruiseñor Autora: Harperr Lee Ediciones B, S.A. 2015 ISBN: 978-84-9070-121-8 PVP: 12 € en Agapea N o hay mejor manera de honrar a los escritores que leer su obra.  De este año no podía pasar que no leyese “Matar a un ruiseñor”.  HarperLee , su autora, moría el hace poco más de un mes mientras dormía plácidamente en una residencia de ancianos en su Monroeville natal (Alabama), a las puertas de cumplir los 90 años. Harper Lee  escribió “Matar a un ruiseñor”, recibió por él el  premio Pullitzer  en 1961 y aquí se acabó su historia como escritora. Sin embargo este libro nació para instalarse para siempre en la memoria de los lectores y en historia de la literatura universal, siendo obligada lectura para los jóvenes norteamericanos en sus institutos. La historia de cómo surgió es a su vez una historia en sí. Al principio he dicho que Matar a un ruiseñor fue su única obra, y realmente no es así. En verano de 2015 se publicó una segunda obra “Ve y pon un centinel

NOALUR y su Badakit

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L a descubrí por casualidades, porque un amigo me empujó a descubrirla, porque se acordó de que era viernes y había música en vivo y yo no. Llegué con la lengua fuera al teatro porque casi no tenía tiempo de pensar en cómo ajustar mi agenda al evento. Llegué tarde, por supuesto. Me senté con las pulsaciones a mil y cabreado porque no me gusta llegar así a los sitios. Me gusta hacerme a la idea, tomarme mi tiempo, echar unas risas antes de entrar, entrar en ambiente como se dice. Pero allí estaban, ella y él, Noa y Eliseo, voz y guitarra, guitarra y voz, y no tardé en dejarme llevar. Al final del concierto en el Teatro Leal, en aquella pequeña sala sobre el tejado lagunero, estos amigos con los que fui me compraron y me regalaron el CD (¡encima!, ¡vaya detalle!). Desde ese día, las canciones de Noalur me acompañan en el coche, tal como se lo prometí a ella, porque esperé a Noa para que me lo firmara y ella me puso en la dedicatoria, con tinta de color azul, azul de blues, "Migu

Cien años de perdón

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  C ien años de perdón, la última película del director Daniel Calparsoro (Barcelona, 1968), no es una película de ladrones  o villanos o pícaros asaltantes de bancos al uso. Más bien el hecho del asalto es la excusa para dejar de soslayo un mensaje al espectador: ¿merece un ladrón cien años de perdón? Juzgad por vosotros mismos. El guión se lo pone fácil al que acuda al cine: ladrones que empatizan fácilmente con el espectador, políticos corruptos, policías al servicio de la ciudadanía vs otros de dudosa moral, manipulación de los medios,… Difícil no tomar partido. Es una película en la que el director maneja de manera correcta la tensión. Acción la justa para mantener el interés, que está más en los diálogos y en el juego de ajedrez que se establece entre ladrones y negociadores, que en los tiros y escenas de tensión. Luis Tosar , como casi siempre, en ese papel que tan bien le calza, haciendo de "el gallego" y Rodrigo de la Serna (Buenos Aires, 1976), quien se hic