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Mostrando entradas de octubre, 2011

Oscurece en Edimburgo.

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Hace una semana que acabé de leer Oscurece en Edimburgo , un libro que se posó en mis manos un día siete de mayo (casualidades, siete de mayo, siete plumas, siete manos,...) en la Plaza de San Telmo, en Las Palmas de Gran Canaria. Ese día tuve la dicha de acudir a su presentación y conocer a algunos de sus escritores. Oscurece en Edimburgo tiene varias cosas que la hacen atípica dentro de las novelas que he leído. No podía ser de otra manera. Siete manos, siete cabezas, siete escritores que no se conocían entre ellos. No había un plan preestablecido, un guión. El resultado, por tanto, es puro proceso creativo de tal forma que las ideas se plasmaban tal cual se iban hilvanando en las mentes de sus creadores y se iban volcando en el blog 7 plumas . Eso se nota en los primeros capítulos donde se aprecian pasos algo titubeantes, puertas abiertas, donde la historia podía tomar rumbos diferentes y que poco a poco van convergiendo tomando una dirección que, pensando en perspectiva, era muy d

Generación 21: nuevos novelistas canarios.

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C anarias, tan perdida en el Atlántico, tan olvidada de otras tierras en su historia. Lugar, solo conocida durante años, por el olor a aceite de coco en sus playas o por ser el destierro de  los contrarios (si no que se lo pregunten al bueno de Unamuno). Poetas, escritores, pintores o músicos viéndose obligados a viajar a ultramar para hacerse oir, porque aquí no había quien viniera a escucharlos como ellos se merecían. Todo esto cambia como tiene que cambiarse: construyendo desde dentro, con la firme convicción de que en Canarias hay artistas lo suficientemente buenos como para que los vengan a buscar, los vengan a oír, los vengan a leer, y librándonos de esta manera de ese isloteñismo atenazante. Generación 21: nuevos novelistas canarios , es solo un aperitivo. Un exquisito repaso por la calidad literaria emergente en Canarias a través de doce relatos cortos. Leyendo a estos autores, siento que este siglo XXI estará lleno de muy buena narrativa hecha en Canarias. Víctor Álamo (esti

La serena espera.

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El paisaje de las tardes en mi calle nunca será el mismo en tu ausencia. Tu arrastrar de pies a pasos cortos, acompasados al ritmo de un corazón cansado de latir, y el jadeo por el esfuerzo quedan para siempre en mi recuerdo. Me contabas, asomando sonrisas breves tras las tristezas, de lo que te gustaban los bailes, las guitarras, las bandurrias, las romerías, antes, mucho antes de tus abandonos, cuando enviudaste siendo demasiado joven y hermosa como para merecerlo, quedándote con dos niños tan pequeños a los que criar. El grande y el chico, el casi marido, y el solo hijo. La vida te dio, algunos años después, el zarpazo de enviudar por segunda vez, esta vez de tu hijo mayor, el casi padre, el casi esposo, y el tiempo hizo el resto arrugando tus manos, enturbiando tu mirada tras lágrimas sedantes y volviendo más cansino tu andar, más improrrogable tu vivir. Mi calle está vacía. Ya no veo abrir por las mañanas y cerrar por las noches tus ventanas desde detrás de las mías. Ya no

La cara oculta.

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Quería agradecer la colaboración de Inma Vinuesa, que nos trae esta crítica sobre una película que está gustando mucho dentro de una temporada donde no alcanzamos a ver películas que merezcan mucho la pena. Muchas gracias, Inma.  Crítica de cine: La cara oculta ( por Inma Vinuesa) Coproducción hispano-colombiana, dirigida por: Andrés Baiz, e interpretada por: Quim Gutierrez en el papel de Adrian, Clara Lago en el papel de Belén y Martina García en el papel de Fabiana. Catalogada como thriller psicológico que indaga en los límites de los sentimientos humanos: amor, celos, infidelidad y traición. No soy crítica de cine, ni pretendo convertirme en ello, pero lejos del mito de que las películas hispanas hay que mirarlas con otro prisma, La cara oculta me ha sorprendido gratamente, no por el tema que está muy trillado en el mundo del séptimo arte, ni por las interpretaciones, que no destacan por ser especialmente sobresalientes, lo que realmente me ha llamado la atención es la

Rumiando.

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R aúl quería ser poeta. Con esa vocación había alimentado de goces su cuerpo. Placeres contables e incontables. Viajó por el mundo con actitud camaleónica, mezclado entre sus gentes sin ser visto. Leyó clásicos, los más, y entró en el alma de los poetas hasta alcanzar a ver sus vísceras abiertas. Vio, tocó, olió, bebió fascinado en la fuente de la vida antes de tomar la decisión de escribir y contárselo a todo el mundo. Se sentó a escribir una tarde de mayo. Lo primero que dibujó fueron trazos breves y frases inconexas. Poco fluidas. Nada reveladoras de sus sentimientos. Rompió una y otra vez papeles garabateados de absurdos. Observaba con impotencia cómo sus pensamientos se desvanecían al asomar por la punta de los dedos. Raúl dejó entonces de escribir y se sentó en el sofá del salón para revolcarse en él con sus sentimientos. Amor y odio. Desprecio y fascinación. Deseos incontenibles y ascos infectos. Mezclando palabras y sentimientos elaboró platos a veces placenteros y a veces difí