Caminos

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Discontinuos
(Autor: Miguel A. Brito)
"Todos los caminos conducen a Roma". Eso me dijeron, me enseñaron. Una frase mentirosa, impropia de un maestro, un amigo y una madre. No es así, es una farsa, créeme. Los caminos no siempre te llevarán al mismo sitio, los caminos te llevan a encrucijadas y en cada elección te pueden pasar dos cosas: o te encuentras más o te reconoces menos.

Dejarte llevar por el camino es una manía peligrosa no exenta de frustración. A menudo las señales y las indicaciones de aquellos a quienes preguntas te llevan a un lugar lleno de nieblas, y llegado a ese punto te verás cargando contra ti porque no hay más culpables que tú y tu dejadez. Puedes buscar si quieres alivio en tomarla con los demás para descargar tus culpas, y esto será como pequeñas dosis de morfina que aplacarán tu dolor, pero no te engañes, como la morfina crea adicción, y cada carga contra los que te rodean son también otras maneras de matarte, ocasionarte daños, heridas irreparables que no pararán de sangrar. No hay escapatoria fuera de ti.

Antes de llegar a ese punto de autodestrucción conviene detenerse, no demasiado, que el inmovilismo es una perversión de la reflexión. A la reflexión hay que atarla en corto, domarla de alguna manera, hacerla parir soluciones. Detente, mira a tu alrededor, cuenta hasta diez o mil, no más, y en ese tiempo piensa dónde quieres ir, quién quieres ser, con quién quieres estar, dentro de cuatro, cinco, once años y empieza a andar hacia esa luz que se abre, da un paso y después otro. A lo mejor descubres que querías ir a Roma. Si es así, será Roma pero pisando tu propia calzada; si no será Caracas, Londres o Bombay, pero una sugerencia: no te fíes de tu instinto y de los deseos, son mentirosos, mejor dejarse guiar por tus anhelos.

Comentarios

Ángeles Jiménez ha dicho que…
No ha perdido vigencia aquello de "se hace camino al andar", pero tus palabras nos recuerdan que hay que ponerse a andar, que los caminos no se andan solos, ni se puede transitar por los de otros. Y algo de reflexión hay que ponerle, desde luego, pero hasta un punto, lo que hay que ponerse es a caminar con determinación. Así que adelante, a correr...
Ana J. ha dicho que…
Ya una gran amiga me advirtió de que siempre fuera al contrario de donde me dicte mi intuición.
Tu consejo de seguir únicamente los anhelos puede serme muy útil.
Aunque, permíteme que discrepe un poco: a veces hay que seguir el camino que se te muestra delante. Las oportunidades no vuelven dos veces.
FranCCø ha dicho que…
¿Y éste nuevo registro tuyo de "crecimineto personal"?

¿No estarás leyendo a Jorge Bucay? ¡Cuidado con los anhelos! Pueden convertirse en realidad.

La foto muestra unas de algodón que enamoran y un colorido magnífico.

Enhorabuena.
mabrito67@gmail.com ha dicho que…
Tienes mucha razón Angeles: por eso digo que a la reflexión hay que atarla en corto.

Ana, gracias por tus comentarios. Hay que desconfiar al menos, de la intuición, o ponerla en cuarentena. En cuanto a tomar el camino que se te muestra delante, yo no he dicho que no se tome, pero que se piense y luego se tome. Tomarlo por tomarlo porque se pone delante… no se. Puede que salga bien, pero a lo mejor no es así, y si no ha habido reflexión previa, es muy probable que acabemos dándonos cabezazos y preguntándonos, ¿por qué llegué aquí?

Gracias Francisco. No es nuevo este registro, ya he escrito cosas. Convertir los anhelos en realidad es ciertamente una quimera, pero son una brújula a la que seguir precisamente para crecer. Gracias por el piropo por la foto. Ese es uno de mis anhelos: llegar a ser tan bueno con la cámara, por lo menos, como tú.

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