Las grietas de Jara




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Y vos, ¿de qué lado estás?

Esta pregunta ronda machacona en la mente del arquitecto Pablo Simó, personaje central de la película Las grietas de Jara, interpretado por el actor argentino Joaquín Furriel. Esta pregunta la oímos en ON y en OFF en varios momentos. Se la plantean verbal y simbólicamente las personas que lo rodean: en casa, su esposa e hija, que le reclaman atención a partes iguales cuando entre ellas no existe conexión emocional alguna; su jefe Mario Borla, que comparte con él un gran secreto del que son cómplices, y Nelson Jara, interpretado magistralmente por Oscar Martínez, y que trae a la vida del arquitecto Pablo Simó esa grieta que a todos en algún momento de nuestras vidas nos ha aparecido, la física y la metafórica.

Se trata de un thriller psicológico basado en la obra homónima de la escritora Claudia Piñeiro (Las grietas de Jara, Alfaguara, 2009), que se encarga de poner en escena de manera convincente el joven y prometedor director Nicolás Gil Lavedra.

La principal virtud de la cinta, es cómo vemos crecer a lo largo de hora y media de metraje toda una estructura en base a un hecho aparentemente sin trascendencia: se presenta en el estudio de arquitectura Borla y Asociados una mujer, Leonor, interpretada de manera solvente por la actriz canaria Sara Sálamo (sorprende su logrado acento argentino), quien pregunta por Nelson Jara, y su pregunta ocasiona una reacción de preocupación por parte de los miembros del estudio de arquitectura, el arquitecto Pablo Simó, y sus jefes, Mario Borla (Santiago Segura) y Marta Hovart (interpretada por la polifacética actriz y cantante Soledad Villamil). A partir de este hecho empieza un viaje del presente al pasado que irá descubriendo al espectador hechos ocurridos tres años atrás, que abren una grieta en la templada vida del arquitecto Pablo Simó, que le obliga a tomar partido, a elegir el lado en el que quiere estar.

La actriz canaria Sara Sálamo
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Primeros planos y una banda sonora sencilla pero acertada llenan la atmósfera de inquietud, lo que para mí son los puntos fuertes de esta cinta, además de las interpretaciones de Oscar Martínez, Sara Sálamo y Joaquín Furriel, que destacan sobre el conjunto dotando de solidez a la trama. El siempre incómodo cambio temporal se resuelve sin el tan manido "tres años antes" de algunas películas. No me sentí incomodo en ningún momento por los giros temporales, que son incorporados de manera natural haciendo formar parte activa al espectador: habilidad de dirección.


Fotograma de la película con primer plano de los actores
Oscar Martínez y Joaquín Furriel. Imagen extraída de Google Images


Recomiendo que se acerquen a las salas a verla, y que hagan el ejercicio de buscar en la película esas señales que contribuyen a construir y dar claridad a lo que serán las decisiones que al final tendrá que tomar el protagonista. Hay varias: una hija que es joven aún para decidir o saber lo que quiere, una madre ofuscada, creyendo que su vida es de lo más complicada a pesar de tomar una taza de café, irónicamente, con una camiseta que pone en letras grandes "keep it simple", una grieta que se cierra y otra que se abre a golpe de martillo,... Nunca es tarde para abrirse heridas y luego cicatrizar, es lo que llamamos elegir y crecer.










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