Sueños y ensueños.
Me fijé en él, sentado en la mesa de al lado. Daba pequeños sorbos a una copa de tinto aromático que acompañaba con media ración de buen jamón. Un perfume pasó a nuestro lado taconeando elegante y altivo sin reparar en nosotros. Él siguió su olor, olfateando hasta extraer la última gota de esencia deseando atraparla entre sus manos y sentir su tacto. Cuando se alejó del lugar, él arqueó las cejas y suspiró mientras sonreía. Bebió otro sorbo de la copa, que paladeó con deleite. El sabor del vino y el aroma recién atrapado, seguro que formaban una excitante mezcla en la que recrearse. Incluso, quién sabe si la ensoñación de una experiencia en la que seguir jugando en la noche.
Pidió la cuenta. Dejó una buena propina y se levantó. Tomó su bastón y se dirigió golpeteando los adoquines en dirección al paso de peatones a esperar que el piar del semáforo le indicara que podía cruzar. Yo me quedé sentado en la mesa un instante más recordando la espectacular mujer que había pasado a nuestro lado. No recordaba su olor, sino sus piernas esbeltas y el pelo castaño y ondulado. Oí el piar verde del semáforo, volví la vista hacia él y lo vi desaparecer calle arriba. De camino a casa, no podía dejar de pensar: ¿en qué soñarán los que no pueden ver?, ¿en qué soñarán?
Comentarios
Nosotros siempre pensando en que algunas carencias humanas son invalidantes, y en algunas ocasiones, nosotros mismos, acaso por comodidad, hayamos cegado a nuestro cerebro otras percepciones que también nos llegan, como si no existieran y nos perdemos hermosos sueños con fragancias, sonidos, texturas y sabores como protagonistas. :)... Si tenemos cinco sentidos, por qué no usamos todos?
El relato con muy buen gusto y muy visual, vamos que me imagino la situación, qué paredójico, no? un saludo
Yo he podido percibir lo que percibieron los protagonistas de tu relato a través de tu narración.
Magnífico!
Amando, interesante aportación la tuya sobre lo relativo de las carencias humanas y el cegado involuntario y cómodo a la vez de algunos de nuestros sentidos. ¿Quién es más ciego, el que no ve o el que no quiere ver?.
Sigrid, yo me lo imagino como una amalgama de olores, sonidos y texturas. Como flotando en un líquido denso. Gracias por visitarme.
Ana. Me alegro que te haya hecho sentir cosas con el texto. Me esfuerzo mucho en disfrutar de los cinco sentidos en las situaciones, pero se me hace difícil. Mucho. Ya no digamos si intento encontrar el sexto, el vuestro. Eso sí que es misión imposible.
Besos.