El abuelo que saltó por la ventana y se largó - Jonas Jonasson
"Las cosas son como son y así seguirán siendo".
Esta frase la aprendió muy pronto Allan Karlsson, el personaje principal de la novela de Jonas Jonasson "El abuelo que saltó por la ventana y se largó". Quizás por esa razón vivió más de cien años y tuvo más de siete vidas: todo es cuestión de actitud.
Les cuento un poco el argumento para que se sitúen: Es el verano de 2005 y Allan Karlsson se encuentra en una residencia de ancianos. Está a punto de celebrar sus cien años de vida pero, por razones que no conoceremos hasta el final, decide saltar por la ventana y largarse en zapatillas. Allan llega con esas pintas hasta una estación de autobuses y se encuentra con un "joven esmirriado de pelo rubio, largo y grasiento, barba hirsuta y una cazadora vaquera en cuya espalda ponía <<Never Again>>" que lleva una maleta. Le pide al anciano que se la cuide mientras va al baño, literalmente a cagar. Allan le advirtió que se diera prisa porque tenía que coger un autobús, cosa que el joven esmirriado no oye (ya saben, hay que estar atentos a lo que se dice). Cuando el autobús va a salir, Allan decide, al ver que el joven no aparecía y sin saber muy bien por qué, coger la maleta y subir al autobús, ¿a dónde?, pues hasta donde el chófer le pueda llevar por cuarenta y ocho coronas: la verdad es que al viejo Allan le daba lo mismo a dónde ir. La sorpresa fue mayúscula cuando descubrió, unas horas más tarde, el contenido de la maleta: unos cuantos millones de coronas suecas de dudosa procedencia. A partir de aquí empieza una disparatada aventura (una más de las que ha vivido el viejo durante toda su larga vida) donde Allan se va rodeando de una pandilla de lo más surrealista que lo acompaña hasta el final del libro. En paralelo se nos cuenta otra historia, la historia de la vida de Allan, que nace en 1905 y que puede contarnos de primera mano todos los acontecimientos mundiales más relevantes del pasado siglo. Y vaya si nos los cuenta de primera mano. Lean el libro y verán.
Reconozco que vi la novela muchas veces en el escaparate de la librería que frecuento, y que nunca me decidí a comprarla. Fue reto de lectura del mes de abril del club de los 1001 lectores que recomiendo que sigáis, y por esta razón la compré y me propuse leerla, acabando in-extremis de hacerlo la noche del día 30 de abril. No me gustaba el nombre (demasiado largo), no me gustaba la portada (una foto muy sugerente pero que tenía algo que me hacía arrugar la nariz, quizás sería el color rosa del batín), no me llaman la atención los suecos, aunque no he leído nada de un autor sueco (puro prejuicio). El caso es que la leí a pesar de todo y les puedo decir que me sorprendió gratamente.
Es un libro sencillo de leer, muy ameno. El autor usa una voz narrativa que tiene muy bien "agarrada", que es original y que mantiene el tono a lo largo de todo el libro. Dice Jonas que admira a Gabriel García Márquez, y en cierto modo algo de surrealismo de "Cien años de soledad" sí que ha tomado prestado, salvando, claro está, las diferencias. Lo que le interesa contarnos no son los personajes sino lo que les pasa. Por eso tenemos a personajes poco configurados pero que nos presenta con las coordenadas necesarias para que nos lleven por la historia, sin más pretensión.
Jonas Jonasson (foto: Sara Arnald) |
- Ser fiel a tus principios por mucho que los demás no los compartan.
- Aprender a decirte que sí a ti mismo y no que sí a lo que los demás quieran que seas.
- Vivir con lo justo que necesites para vivir.
- No enfadarte ni alimentar tu ira, no vale la pena hacerlo.
- Rodéate de gente con tus mismos principios. Ellos siempre te acompañarán y no esperarán de ti más de lo que tú esperas de ellos.
Así llegó Allan a vivir más de cien años, y hasta a casarse con esa edad, pero para saber cómo llega hasta ahí, tendrán que hacer lo que yo: leer el libro. ¿No les pica la curiosidad?
Aquí puedes ver una entrevista con el autor Jonas Jonasson.
Comentarios
Yo tampoco lo había leído por puro prejuicio. Y me ha resultado ameno y divertido. Me ha desintoxicado Palabra.
Una lectura tal vez... ¿de verano?
Phia.